
EL AVANCE DE LA CULTURA DE LA MUERTE….
Monseñor Rino Fisichella, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, dijo que los jueces se habían mostrado “arrogantes” y que la sentencia era “de una gravedad absoluta” porque en la práctica autoriza la eutanasia.
Después de años de polémicas, idas y venidas, dictámenes, sentencias, recursos, Eluana Englaro, una mujer de 37 años que yace en estado de coma irreversible desde hace casi 17 años, obtuvo luz verde de la justicia italiana para morir.
Una sentencia de la Corte de Casación, la máxima instancia judicial, consideró “inadmisible” el recurso que había sido presentado para bloquear la autorización dada en julio último por un tribunal de Milán para suspender su alimentación e hidratación, tal como había pedido su padre.
La decisión judicial mereció una durísima condena por parte del Vaticano. Monseñor Rino Fisichella, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, dijo que los jueces se habían mostrado “arrogantes” y que la sentencia era “de una gravedad absoluta” porque en la práctica autoriza la eutanasia.
“Es una derrota para Eluana, una chica que vive, que respira de manera autónoma, que se despierta y se duerme, que tiene su vida”, señaló. “Nadie puede establecer, ni siquiera los científicos de fama mundial, que el estado vegetativo sea irreversible. La sentencia habla, por el contrario, de irreversibilidad”, agregó.
Mientras la oposición de centroizquierda elogió la decisión y destacó que el caso demuestra la necesidad de una ley que regule este tema, la derecha, en el gobierno, se mostró en línea con el Vaticano: criticó a la magistratura y denunció un “homicidio de Estado”.
“Se confirma que vivimos en un Estado de Derecho”, dijo aliviado Beppino Englaro, el padre de la chica, un hombre muy conocido por la opinión pública, ya que en 1999 emprendió una extenuante batalla legal para lograr la autorización para desconectar la sonda nasogástrica que alimenta artificialmente a su hija.
Si bien para él fue como una victoria, la sentencia provocó gran revuelo y fue condenada por el Vaticano, que no dudó en hablar de eutanasia, una práctica ilegal en Italia.
El 18 de enero de 1992, a los 20 años, Eluana sufrió un terrible accidente automovilístico que la dejó en estado de coma vegetativo permanente. Los italianos la conocen por una foto en la que se la ve muy sonriente, vestida de esquí. Según su padre, era una chica llena de vida, que amaba el deporte y que jamás hubiera querido seguir viviendo en la condición en la que se encuentra desde hace casi 17 años.
Ahora que tiene autorización para morir, se espera que Eluana sea trasladada de un hospital de Lecco, donde estuvo internada los últimos años, a un instituto de Udine, de donde es oriundo su padre. Será allí donde, en medio de la máxima discreción e intentando evitar el clamor mediático, tendrá lugar el proceso de suspensión de alimentación e hidratación que la mantiene viva, según dijo el neurólogo que la atiende, Carlo Defanti.
El caso de Eluana, un símbolo para aquellos que abogan por una legislación sobre la muerte digna, una materia más que delicada sobre la que existe un vacío legal en Italia, ha dividido como nunca a Italia.
Mario Riccio, el anestesista que desconectó la máquina de respiración que mantenía con vida al italiano Piergiorgio Welby (otro caso que dividió al país) en contra de la decisión de la Justicia, dijo que la mujer no sufrirá en los últimos días de vida porque no siente nada. Los médicos calculan que podrán pasar hasta 15 días desde que se “desenchufe” a Eluana hasta que muera.
El caso de Eluana trajo a la memoria el de la norteamericana Terri Schiavo. En medio de una polémica nacional en la que incluso intervino George W. Bush, a fines de marzo de 2005 la mujer fue desconectada por orden de un tribunal de Florida.
Monseñor Rino Fisichella, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, dijo que los jueces se habían mostrado “arrogantes” y que la sentencia era “de una gravedad absoluta” porque en la práctica autoriza la eutanasia.
Después de años de polémicas, idas y venidas, dictámenes, sentencias, recursos, Eluana Englaro, una mujer de 37 años que yace en estado de coma irreversible desde hace casi 17 años, obtuvo luz verde de la justicia italiana para morir.
Una sentencia de la Corte de Casación, la máxima instancia judicial, consideró “inadmisible” el recurso que había sido presentado para bloquear la autorización dada en julio último por un tribunal de Milán para suspender su alimentación e hidratación, tal como había pedido su padre.
La decisión judicial mereció una durísima condena por parte del Vaticano. Monseñor Rino Fisichella, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, dijo que los jueces se habían mostrado “arrogantes” y que la sentencia era “de una gravedad absoluta” porque en la práctica autoriza la eutanasia.
“Es una derrota para Eluana, una chica que vive, que respira de manera autónoma, que se despierta y se duerme, que tiene su vida”, señaló. “Nadie puede establecer, ni siquiera los científicos de fama mundial, que el estado vegetativo sea irreversible. La sentencia habla, por el contrario, de irreversibilidad”, agregó.
Mientras la oposición de centroizquierda elogió la decisión y destacó que el caso demuestra la necesidad de una ley que regule este tema, la derecha, en el gobierno, se mostró en línea con el Vaticano: criticó a la magistratura y denunció un “homicidio de Estado”.
“Se confirma que vivimos en un Estado de Derecho”, dijo aliviado Beppino Englaro, el padre de la chica, un hombre muy conocido por la opinión pública, ya que en 1999 emprendió una extenuante batalla legal para lograr la autorización para desconectar la sonda nasogástrica que alimenta artificialmente a su hija.
Si bien para él fue como una victoria, la sentencia provocó gran revuelo y fue condenada por el Vaticano, que no dudó en hablar de eutanasia, una práctica ilegal en Italia.
El 18 de enero de 1992, a los 20 años, Eluana sufrió un terrible accidente automovilístico que la dejó en estado de coma vegetativo permanente. Los italianos la conocen por una foto en la que se la ve muy sonriente, vestida de esquí. Según su padre, era una chica llena de vida, que amaba el deporte y que jamás hubiera querido seguir viviendo en la condición en la que se encuentra desde hace casi 17 años.
Ahora que tiene autorización para morir, se espera que Eluana sea trasladada de un hospital de Lecco, donde estuvo internada los últimos años, a un instituto de Udine, de donde es oriundo su padre. Será allí donde, en medio de la máxima discreción e intentando evitar el clamor mediático, tendrá lugar el proceso de suspensión de alimentación e hidratación que la mantiene viva, según dijo el neurólogo que la atiende, Carlo Defanti.
El caso de Eluana, un símbolo para aquellos que abogan por una legislación sobre la muerte digna, una materia más que delicada sobre la que existe un vacío legal en Italia, ha dividido como nunca a Italia.
Mario Riccio, el anestesista que desconectó la máquina de respiración que mantenía con vida al italiano Piergiorgio Welby (otro caso que dividió al país) en contra de la decisión de la Justicia, dijo que la mujer no sufrirá en los últimos días de vida porque no siente nada. Los médicos calculan que podrán pasar hasta 15 días desde que se “desenchufe” a Eluana hasta que muera.
El caso de Eluana trajo a la memoria el de la norteamericana Terri Schiavo. En medio de una polémica nacional en la que incluso intervino George W. Bush, a fines de marzo de 2005 la mujer fue desconectada por orden de un tribunal de Florida.
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